miércoles, 25 de enero de 2012

Hoy más que nunca aquellos que ya sobrepasamos la frontera del medio siglo valoramos más que nunca la palabra certera, la voz que llama a la sensatez y a la cordura. Corren tiempos extraños; tal vez "normales" para muchos, pero realmente complejos y extraños para otros, que también son muchos. La comunicación entre las personas se ha acortado una enormidad con las nuevas tecnologías, pero al mismo tiempo se ha hecho infinita. Pocas épocas históricas han vivido el distanciamiento emocional al que andamos asistiendo en este siglo XXI. Medios de comunicación, red de redes, multitrabajos, supercreencias en el dios dinero, nos están llevando a olvidar el poder de la palabra al oído y la cercanía del otro, el que escucha al que la dice. Andamos inmersos en las prisas y al mismo tiempo en la apatía. Ya ni las vacaciones normales son para descansar y estar más cerca unos de otros; al contrario, se convierten en una nueva herramienta para el alejamiento y la paliza a cuerpo y mente. Una excusa más para auto flagelarnos montados en el engañoso estado del bienestar.

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