viernes, 11 de noviembre de 2011

Debate televisado

En su primera comparecencia pública como líder de la oposición -que eso, y no otra cosa, fue, en realidad el llamado debate entre Rajoy y Rubalcaba-, el candidato socialista se ha revelado como un incisivo y agresivo periodista, dispuesto a pedir cuentas al reconocido nuevo Presidente del Gobierno. No sé ustedes, pero yo todavía me estoy preguntando qué tuvo que ver con un debate previo al voto en las urnas la hora y media larga para la que se montó un tinglado que nos ha costado a los españoles medio millón de euros largo; es decir, casi 100 millones de pesetas. No se me quita de la cabeza lo que habrían podido hacer los comedores de Cáritas con esos 100 millones de pesetas tan tristemente dilapidados en un momento, además, en el que por lo visto no hay dinero. Pues anda que si lo llega a haber... ¿Ustedes escucharon, a lo largo de la hora y media, que se mencionara, siquiera, la unidad de España? Yo, no. ¿Ustedes les vieron hablar del terrorismo, del 11-M? Yo, no. ¿Les escucharon, por casualidad, debatir sobre el imprescindible cambio de la Ley electoral, o sobre la inexistente política exterior de España? Yo, no. ¿Ustedes les oyeron hablar de la alucinante situación de la Justicia en España? Yo, no. ¿Y de la familia, o de la Educación para la ciudadanía oyeron algo? Yo, no. Pero ¿cómo es posible que los dos partidos mayoritarios se pongan de acuerdo en escamotear la mayoría de los verdaderos problemas de nuestra nación y se dediquen a hablar de lo mal que está la economía -que evidentemente lo está-, sin intentar siquiera una mínima aproximación a las causas y razones de que esté la economía como está? No pierdo la esperanza -ya saben ustedes que la esperanza es lo último que se pierde- de que algún día, en este desgraciado país llamado España, nuestros políticos sean dignos de tal nombre y aborden problemas verdaderos, en debates verdaderos Si quieren que les diga la verdad, hubo un momento, durante la inacabable hora y media, en el que sentí profunda vergüenza de que nada menos que un candidato a la Presidencia del Gobierno de España, el socialista - mencionara el aborto, el imposible matrimonio homosexual, y lo que él entiende por muerte digna como derechos. ¿Pero no se le caerá la cara de vergüenza? Llegó a afirmar expresamente, en un determinado momento, que «vivimos en un país con una tasa de criminalidad bastante aceptable». Oiga usted, no sabía yo que la criminalidad pudiera ser aceptable; siempre había creído que era absolutamente inaceptable. Dicen esas cosas porque les da todo igual. Es la dictadura del relativismo. No tienen criterios morales y les da igual el bien que el mal; es más, consideran el mal como un derecho y una conquista social; y, claro, así nos luce el pelo hasta económicamente. Si todo da igual, en un Juzgado como en una gasolinera.

1 comentario:

sole dijo...

guapetón si alfredo preguntaba era para hacer ver que mariano no sabía ni lo que estaba en su programa.